La Flor de Sal es nuestro producto estrella, una sal gourmet baja en sodio y rica en minerales esenciales, ideal tanto para la cocina como para personas con diabetes o hipertensión.

Su producción artesanal es un proceso meticuloso que garantiza su pureza y calidad. Esta sal se forma como finas capas en la superficie de los estanques de cristalización, un proceso que solo ocurre en mayo, lo que la convierte en un producto raro y valioso, representando solo el 1% de la sal recolectada.

Con un sabor suave y una textura única, la flor de sal se disuelve fácilmente y realza los sabores de los alimentos, requiriendo menos cantidad para un mayor impacto. Existen estudios que demuestran su seguridad para personas con restricciones de sal, aunque se recomienda su consumo bajo supervisión médica.

La Flor de Sal se cosecha a mano utilizando herramientas tradicionales que suavemente recogen la capa superior de sal de la superficie de las charcas de cristalización. Este método se realiza sin perturbar el agua o las capas más profundas de sal, asegurando un impacto mínimo en el medio ambiente.

La sal de mar de Soleil es especial porque proviene de las lagunas de Colima, mundialmente reconocidas por producir una de las sales más apreciadas debido a sus características geográficas y ambientales únicas.

Su elaboración artesanal y secado al sol conservan una variedad de minerales y oligoelementos esenciales para el organismo, lo que la diferencia de las sales de mesa procesadas y refinadas.

Además, tiene una menor concentración de sodio en comparación con otras sales, lo que la hace una opción más saludable.

Cada lote es cuidadosamente seleccionado y envasado de manera manual por un equipo altamente capacitado, lo que garantiza su pureza, textura, aroma y calidad gourmet.

Soleil ofrece una experiencia única en sabor y calidad, posicionándose como una alternativa superior a cualquier otro producto similar en el mercado.

La sal de mar y la flor de sal se diferencian en su obtención, textura y uso culinario. La sal de mar tiene cristales gruesos y un sabor intenso, ideal para cocinar, mientras que la flor de sal es más delicada y ligera, perfecta para realzar el sabor de los platos ya preparados.

Además, la flor de sal conserva minerales esenciales como magnesio, calcio, potasio y zinc, que se pierden en las sales refinadas. Estos minerales contribuyen al equilibrio electrolítico, la salud ósea, la función muscular y el fortalecimiento del sistema inmunológico.